Reporte de corridas del mes de septiembre de 2015!

Y cuando pensaba que había tocado fondo (pero no me refiero a los fondos buenos), se vino septiembre. Aunque la recuperación de la zika, al menos en su faceta febril y jodida fue más bien rápida, las secuelas persistieron, y durante septiembre anduve con un dolor de pies y tobillos de persignarse y tirarse a llorar. Caminar me era un martirio y correr una utopía o un suicidio.

Aún así, algo corrí, apenas 57 km, mi registro más bajo en años. Lo único bueno es que al fin rebasé los 900 km. El problema real que esto plantea es que mi plan de entrenamiento no es que se haya ido a la porra sino directamente a la mierda. Las libras que me ando cargando de sobra han hecho fiestas pantagruélicas y orgías, intuyo, que se han multiplicado como la plaga las muy malditas.

Correr una maratón no es moco de pavo, ni de pollo siquiera, es un asunto serio con esquinas incluso existenciales, es un reto para el cuerpo, el sistema articular, y compromete en serio a mi corazón atribulado.

Hoy que escribo estas líneas, me siento mejor, cada día que pasa mejoro y los pies duelen menos, ya he regresado a correr pero el reto es la regularidad. Octubre será definitivo, si logro un volumen de kilómetros significativo, me subo al bus desenfrenado de la maya-marató; en caso contrario, quedará pendiente la segunda maratón para algún momento de la primera mitad de 2016.

Otra opción, que estoy sopesando y valoro positiva es la oportunidad de correr la Maratón de Antigua Guatemala, programada para diciembre 6, esas dos semanas entre la fecha de la maya y la de esta son oro para las piernas y permitirían mejor desarrollar un maltrecho ciclo de pseudo-entrenamiento.

Pero no sé, el tiempo y mis achaques dirán. Espero lo mejor de la ruta -y de la vida.


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