Cobán sigue siendo COBÁN: crónica de su edición 2016!

Cobán y su sol nuevo.

Amanece y es todavía la Cobán de antaño, la montaña parece palpitar viva dentro de los pulmones, la humedad del amanecer todo lo abraza, el frío, la ansiedad que es la aportación humana y propia. En la oscuridad que antecede al sol nuevo despertamos, semos muchos, varios, distintos, hermanados en esta aventura, en este anhelo.

La ruta te regala hermanos.

Bromas, nervios, risotadas, ansiedad, espera. De todo hay mientras nos cambiamos sin pudor o con apenas un poco. Boto las ropas del sueño y busco despejar la mente. Me cambio por pasos de arriba a abajo: los injinji verde-eléctrico, los mizuno prophecy3, pantaloneta, playera de errante, lentes, viscera. Cinturón con el bib y bolsa para mi teléfono (era su despedida, no podía anticiparlo) y cinturón de hidratación.

Como una galleta y agua. Pan y agua. Apenas para dar algo de sustento.

Y salgo, la vegetación está allí, mi vecina de velada y el olor de la materia viva me llena. Asciendo por una vereda apenas sugerida, con cuidado, casi no hay luz y el terreno es resbaloso y húmedo. Entro al "Aventurero", amarillo, acogedor, toca esperar, hay damas y sus necesidades y ritmos son otros. Hasta que estamos todos, partimos a la ciudad imperial, a la carrera, al sueño.

Es tan temprano pero ya la urbe es un bullicio de hormigas de mil colores, eléctricos todos, un avispero de relámpagos y fluorescencias. Ah, y de corredoras bellas, como para tener mil ojos y capturarlas a todas en un parpadeo.

El tiempo pasa, sí, lugar común, en un suspiro. Con el amigo oso, guicho e immer, vamos al corral que corresponde, la aristocracia del color. El amigo oso, así con su delgadez y su sonrisa sencilla es un titán en estas lides: en bicicleta subió del rancho a la ciudad apenas un día antes, y hoy está a mi lado, fresco, listo para la media maratón más sabrosa de la geografía patria.

La más sabrosa sí, la más jodida también.

La salida está rodeada de una parafernalia que encuentro innecesaria, pero ya que, esto de correr se ha vuelto una moda, lo que no es necesariamente malo, pero que le agrega un oropel a mi gusto excesivo. El tiempo pasa, pasa, es casi la hora, hasta ese momento nublado, alguna carga de humedad, ansiedad, ansiedad que se llena en alguna ubre que contiene nuestras emociones y que amenaza con rebalsar.

Casi.

Cantamos el himno y pienso en yimi, me jode que yimi me banalice el himno con esas sus intervenciones que son más bien un mal sketch: es decir, son más presidenciales los cuatíos de saturday nigth live haciéndola de obama o clinton o el denostado bush que nuestro yimi.

Faltan quizás cinco minutos y entre las nubes se asoma el sol, un sol nuevo que brilla como la más ponderosa de las frutas del cielo, un sol vigoroso que de inmediato irradia su calor celeste y que nos dice en su lenguaje secreto de astro-rey: pensaron que no iba a venir a joderlos hijos míos?

De niño viajaba a Cobán con mis abuelos-paternos y mis tías, meros patas-de-chucho mis abuelish eran, tenían unos sus amigos buenos en las verapaces de apellido briones con los que íbamos a dar, y a mí, aunque me jodía los endebles pulmones, me fascinaba el frío y la humedad y esa bruma que yo entendía permanente en la región.

Pero es el cambio climático amigos, que nada perdona. Hace cuatro años corro esta media maratón preciosa, y cada año el calor es mayor y más jodido. Que chipi-chipi! Y es la hora, y salimos. Como un hato de ganado de todos los colores que habitan los sueños de la sicodelia, somos un mar, una legión, una tropa. Tardo un poco más de diez minutos desde el banderazo hasta llegar al punto de salida.

Y empiezo, a trotar primero entre la marabunta, a correr con paulatina velocidad, mi velocidad va muchis, la velocidad de un snorlax, que ud. saben, no tiene una stat muy desarrollada en ese rubro, lo mío es el hp, el sueño y las ganas de comer.

Conozco ya la ruta, cuento los ascensos, las cuestas, que me separan de San Pedro Carchá, una cuesta, dos, tres, hasta la ocho, entonces es Talita Kumi y sus niñas, evocar a mis hijas y que se me aguaden los ojos pensando en ellas. Entramos al pueblo, le damos una y mil vueltas entre cuestas para arriba y abajo, hasta que al fin salimos y es la ruta de regreso.

Las subidas digamos, estaban bajo cierto control, pero no el calor, ahhhh el calor me empezaba a meter una daga en la barriga. Había bastante agua, oficial y regalada, que tomé con profusidad y me derramé en la cabeza tratando de contener el ahogo, el sofoco, que sentía me iba avasallando.

Regresé a la ciudad imperial todavía con posibilidades de cumplir mi meta, realista, de hacer menos de 2:30. Ah, pero faltaba recorrerla, ese pedazo en los alrededores del paso a desnivel es una tortura, luego descender por el rumbo de plaza magdalena y volver a subir hasta el último retorno. Se me acababan las fuerzas y el calor era de verdad intolerable.

Se baja casi un kilómetro para de nuevo, ascender en el tramo final aproximándose al estadio. La gente linda hace porras al verlo a uno con cara del señor en agonía, y de ese entusiasmo se trata de robar alguna energía para si, alguna fuerza. Enfilé el tramo último desesperado por terminar mi calvario. La pista del estadio nos recibió refulgiendo bajo ese despiadado sol que ahora gobierna las verapaces.

La meta, la dulce meta.

Subí la mano en alto con cuatro dedos hacia el cielo, mis cuatro cobanes y mis cuatro niños bellos: Grillo-kun, cuchi, natota, el-sobrino-del-mago.

Había terminado, 2 horas 35 minutos y 27 segundos. Fuera de mi objetivo pero aliviado por finalizar una media maratón más, la número 23 en esta travesía de revelar mi propio signo a través de recorrer la ruta una y mil veces.

Cobán es Cobán señores, Cobán sigue siendo Cobán y lo seguirá siendo para siempre. Hay que correrla para entender este enunciado y allí lo dejo.

Era hora de regresar a casa, haciendo escala en las gélidas aguas de Chamché.

La chilanga banda, también nos teníamos nuestras corredoras chulas!

Comentarios

  1. te leo, vuelvo a leer y releer y cada vez me toca tan dulce y dolorosamente el corazón

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  2. ja, y seguira siendo Coban, y seguiremos iendo a esa tortura por cuenta propia jajaja

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