Epílogo & Preludio del Maya Maratón...



En noviembre de hace un año encaré mi primera Maratón, como Filípides, "Vencí"... a la ruta, sus calores, el miedo, el dolor, todo el cansancio de mi mundo esperándome agazapado en cada paso.

Hace casi cuatro años, sin saberlo, se dio el primer paso en un camino.

No podía vislumbrar las distancias y dimensiones que habría de encarar y dejar atrás: el tiempo y sus horas, la distancia y sus kilómetros, el esfuerzo y sus pintas de sudor, jornadas de gozo las menos, de sacrificio las más, tardes y noches robadas al ocio y al sueño.

3735.9 kilómetros según el registro de la aplicación que utilizo para medir mis carreras, al día de hoy. Una nada, apenas la distancia entre, digamos Ciudad de Guatemala y Lima, Perú.

Y en su momento se alcanzó el objetivo: corrí una maratón! Y además (llevo) 16 medias maratones!

Por esa maratón y por mis medias, por su presencia acá y en mi vida, quiero dar gracias, en vocativo de la maratón que viene, de las medias por correr.

Gracias a todos por leerme,

A mis padres por crearme de la más elemental masa de maíz y barro de Chinautla.

A mis hermanos, por acompañarme la infancia,

A ML y YA por darme a mis hijos, preciosos tesoros que refulgen en la oscuridad de mi corazón, a ellos precisamente, mi más invencible amor: hijos, cada paso que doy es hacia ustedes, cada esfuerzo en la ruta es en pos de que tengan ustedes un padre menos imperfecto. Agnóstico como juego a ser, intuyo un Dios inmenso inmerso en sus risas: PJ, DL, IN, no hay bendición más grande en mi vida que ser su papá.

Gracias a mis amigos de la ruta, hermanos del asfalto y sufrimiento: el Oso Azmitia, Wally Galindo, Matra Arévalo, el Diablo Leal, Pradito, Flor Sweet, Lou Sal., Cusquita, al lic. Tito Barrios, el lic Ruano, el Lic. Gilmar, la dra. V; el Chejo Hernández, el Canche Peralta, Pontacita y otros que se me pierden entre las teclas.

Muy especialmente gracias a mis amigos Carles y Anna por iniciarme en esta ruta de fuego y hielo (Feuer und Eis que dirían uds, Carles el Eis y Anna el Feuer en un equilibrio fundacional y perfecto.)

Soy un corredor y un maratonista, con lo poco y mucho que ello implica. Cualquier reto, de los que me toca encarar en la vida, es pequeño comparado al dominio del dragón de asfalto, y es que terminar una maratón hace que uno se sienta invencible, invictus... y rememoro las palabras del buen William Ernest Henley:

Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.


In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds, and shall find me, unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:

I am the captain of my soul.


Pero nunca es suficiente.

Corremos sobre el camino de la serpiente emplumada, pero esta se muerde su propia cola, la ruta tiene un trazado de uroboro, regresamos al inicio, todo en la vida es un ciclo, cada uno de sus actos es repetición o preludio de sí mismo.

Así es como encaro ahora mi segunda maratón, mi segunda majestuosa, mi mayestática, la ruta de los maias antiguos, mi mayita cruel y deliciosa.

Sin temor, sin apenas ansiedad, confiando en la fuerza que sé que me habita, el invencible verano que nos descubrió Camus. Tengo expectativas, claro, quiero mejorar, correr más rápido, ser más resistente, pero sé que terminaré la carrera con bien y alegría.

Al fin y al cabo, es un dragón ya antes enfrentado y vencido.

Nos miramos en la ruta!

Comentarios

Entradas populares