Yo Amo ES 2014


Y al final, luego de sopesar dudas y algunos malestares en mi maltrecha rodilla izquierda, aupado por el amigo CR, me animé a jalar para El Salvador, república vecina y hermana, donde tendría lugar el domingo 16 de febrero su media maratón denominada "Yo Amo ES", y que había corrido con sufrimiento el año anterior.

Todo, como mal chapín fue de último suspiro: la compra de la inscripción en línea y de los boletos de ida y regreso. El ajetreo en la oficina está alto, por lo que no me animé a irme desde el viernes, eso aunado a los tamales prometidos por mi madrecita a mi primogénito, con ocasión de mi denostado "día del cariño", que solo por ese aroma de recados y delicias me adquirió un nuevo significado.

Partí entonces el sábado, a las seis de la mañana, en uno de los buses de pullmantur, que cumplió su cometido con diligencia. Se pierde tiempo en las fronteras, es cierto, donde percibo que el sueño integrador de Barrios y Carpio Nicolle, entre otros, no les ha alcanzado y calado todavía, porque lo que debería ser un paso expedito, un  mero salto de perico, viene a representar un trámite de alrededor de una hora, en que no percibo se haga nada más relevante que chequear y contra-chequear nuestros nombres en listados ajados y sucios.

Río Paz, frontera natural entre Guatemala y El Salvador en el paso Valle Nuevo-
Las Chinamas,  por allí nos tocó pasar, sobre un puente bastante tenebroso y viejo.

Cinco horas y media después de mi partida, estaba en la guanancia, tan calurosa ella y acogedora, para unos minutos más tarde ser recogido por el buen amigo CR, quien por segunda vez, junto a su esposa AE, han tenido a bien brindarme su finísima hospitalidad, atenciones y cariño. Desde esta esquinita virtual y su insignificancia les reitero mi aprecio y agradecimiento por ser tan buenos amigos para una persona tan cerrada como puedo llegar a serlo. Se les quiere amics!

Algunas vueltas y mandados hicimos por San Salvador, incluso, tuve el gusto de compartir un almuerzo viendo jugar al barcita en su sesión de entrenamiento contra el rayito, para encarar el resto de la tarde con mayor placidez. Los suegros de mi anfitrión llegaron bien entrada la tarde, ambos con la intención de correr la media maratón, corredores los dos, admirables en la solidez que proyectan de matrimonio bien añejado, cómplices y compañeros de ruta. AE, su retoño, es, como no podía dejar de serlo, una admirable corredora, la más rápida y eficiente que conozco, corriendo con regularidad las medias maratones varios minutos abajo de las dos horas. (Ídola!)

Corriendo fuimos al Holiday Inn, lugar de la "expo", llegando pasadas las cinco de la tarde, para encontrarnos con la desagradable sorpresa que los chips y parafernalia se habían retirado ya. En un cuarto lúgubre una "encargada", que de hacerse cargo entendía poco, nos entregó apenas el kit básico: un pachón plástico, un morralito con el logo de la carrera y una playera (para variar no habían de todas las tallas, pero sí la mía) y la promesa que al día siguiente, a las seis de la mañana nos entregarían el número y chip prometido.

Teniendo la experiencia de las expos de las carreras en Guatemala, no me preocupé demasiado, puesto que casos así y más complejos se han resuelto en nuestras fronteras, en la Media de Antigua y las de Dark Lord Arzú, entre otras.

Luego tocó la cena, que AE se disparó deliciosa: una pasta con camarones fue el plato principal, abundante, generoso y suculento, acompañado por buen y copioso vino tinto, y el aderezo de anécdotas de carrera y vida. El postre, que era milhoja rellena de manjar de la pastelería Lucerna, cerró una noche feliz y venturosa.

Las glorias y las penas, alegrías y desencuentros, sin embargo, son ingredientes del ciclo humano, y el domingo nos guardaba una mordida de hiel. Nos levantamos todos temprano, y apenas pasadas las seis de la mañana nos apersonamos a los linderos del mismo Holiday Inn, preguntando por nuestros números y chips, para encontrarnos con la desagradable sorpresa que los mismos no estaban y no daban razón de ellos. La organizadora, a la que percibí MUY a la defensiva, fue tajante en que la entrega era exclusivamente el día sábado en el horario "señalado en feisbuk".

Si bien pudiera tener razón en cuanto a nuestro atraso, creo que es conveniente para los organizadores de este tipo eventos tener una visión más global en pro de la satisfacción del corredor, que al final, es un cliente. Nada le costaba guardar los números que no se habían recogido el día anterior, y al día siguiente, colocar una pinche mesita con los mismos. Esto, sin embargo, no se le ocurrió o le pareció un esfuerzo logístico y administrativo fuera de sus alcances. Diez puntos menos, para la organizadora no más, porque la carrera en sí, la gente de El Salvador y la compañía de mis amigos es motivo suficiente para seguir corriéndola por el tiempo que me quede fuerza en las piernas.

Por allí iba, running snorlax,! Gracias por la foto Pasión por las Carreras!

Y bueno, me tocó correr así, medio pirata, con la boleta de inscripción en el bolsillo, obtuve al menos la promesa de medalla, que es para mi fetichismo la causa primera de la corredera que me traigo desde hace un poco más de dos años (Esta además era tan bella según las fotos previas, con el contorno del país hermano en un pequeño espejo).

Se llegaron las siete de la mañana y con ello la largada. Habían más corredores que el año anterior, pero no tantos como en cualquiera de las carreras domingueras que se organizan en Guatemala. Estimo un aproximado de dos mil corredores, mal calculista como soy, pero en ningún caso más de tres mil. Mucho extranjero, sobre todo, mucho chapín compatriota, algunos ticos, un par de mexicanos, panameños y franchutes logré divisar en la ruta. Y claro, cheros, que sin embargo, no estimé una mayoría avasalladora.

La carrera en sí es jodida, la más demandante que he corrido y muchos hermanos runners así lo ratifican. Por el trazado, que no bien empieza te recibe con algunos ascensos en la carretera hacia el Puerto de la Libertad, un leve descenso y entonces el primer gancho al estilo "cuesta del austriaco" tomando el rumbo de Huizucar, un par de descensos endemoniados que me hacen recordar mis días barranqueando por la vieja Chinautla, para luego romperlo a uno con otra cuesta del gólgota. Un par de columpios, y la tercera cuesta, más tendida, pero larga, larga, por los lares del antiguo Cuscatlán.

El trazado de la ruta, vean uds. nada más esas cuestitas.

Y el calor, señores; creo que correr en la playa no es tan jodido como correr en la Guanancia. La carrera se desarrolló, con facilidad, alrededor de los treinta grados y con mucha humedad. Es un bochorno, un gran desgaste, y por ello, un precioso reto. Debo señalar sin embargo que la hidratación, a mi juicio, fue suficiente: agua pura y  botellitas de powerade por montones.

Me ayudó mucho correr con la cabeza: la fuerza mental que se va afianzando con el paso de cada carrera. Al terminar la última de las cuestas (un argentino, fotógrafo, me preguntó a gritos si llevaba "la de messi" refiriéndose a mi camisa del FC Barcelona con que me atavié para la ocasión) sabía que lo que restaba era descenso o planito, y logré incluso apretar para recortarle (calculo) unos diez minutos a mi tiempo del año 2013.

Hice (extraoficialmente, y así se quedará), unas 2 horas 35 minutos en completarla. No llegó a ser el tiempo de mi Max Tott de este año, que sigue siendo mi mejor registro (tres minutos abajo de las dos horas y media), pero sí algún progreso en referencia con otras corridas. Toca seguir corriendo, hacerse más fuerte, persistir.

El tramo final, como el año anterior, lo hice con mi bandera como una capa. Es una gran satisfacción esa de cruzar la meta, un triunfo más sobre uno mismo, y en este caso, el hito de mi décima media maratón, que se dice fácil, pero que representa más de 210 kilómetros recorridos solo en este tipo de pruebas.

Y ya, regresamos, cansados todos pero con evidente satisfacción, al confortable apartamento de mis amigos AE y CR, donde se dispararon un desayuno gamonal y abundante: fruta, huevos, frijoles, pan, jugo, café, lo que manda el canon del buen chapín para alegrar las mañanas y reponer fuerzas. Eso y la mandatoria ducha, para luego abrazar un sueño largo y reparador, que finalizó unos treinta minutos antes de mi hora señalada para regresar.

La vuelta a Guatemala fue placentera, traía tanto cansancio que dormí gran parte del recorrido. Es hermoso regresar a la patria, la ciudad y casita, aunque uno se haya ausentado por un período tan ridículamente corto. La visión nocturna de la explanada luminosa de la Ciudad de Guatemala desde el mirador de carretera fue un premio final al esfuerzo y al viaje.

Y ya, y ahora que toca?: pues seguir corriendo, cerrar el pico para botar el peso que me sigue lastrando y preparar el asalto a la Mayamaratón, cuyo plan específico daría inicio en julio hasta finales de noviembre en que se desarrolla esa mi gran prueba y anhelo.

Pero antes Cobán, a finales de mayo, la media más bella de Guatemala me aguarda también, y estimo que sería conveniente insertar alguna otra media nueva a finales de marzo o principios de abril, para que Cobán sea la duodécima media.

Veremos, por lo pronto, en la ruta nos encontramos.

Eso, mi décima preciosa, en casa te esperan tus hermanas.

-Snorlax used sunny day!
-Snorlax used solarbeam!

Pdta. Les quería dejar la altimetría a más detalle, así con colorcitos.


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